Estamos en verano, almenos acá. Hace calor. Muchísima calor. Ya hemos llegado al punto de tomarnos 3 duchas al día. También de tratar que siempre haya una botella de agua fría en la nevera. Pero aun así me gusta el sol. Y me gusta el calor. Además tengo asociado el calor con vacaciones. Concepto que con el tiempo voy cambiando. Pues con mis estudios terminados me doi cuenta de que me tocará trabajar en verano. Casi siempre almenos. También comparto mi vida con una persona que cuando yo estoy en verano, él está en invierno. Pronto disfrutaremos juntos de la misma estación. Y eso, será un lujo.
Me gustan las sensaciones que derivan de la acción “tener calor”. Hoy fui a la playa. Extendí mi toalla y me tumbé. Quedé medio dormida. Al despertar, caían gotas de sudor de mi frente. Yo quemaba. Así que me fui al agua, obvio. Disfruté de meterme en el agua. Es una sensación media contradictoria. Pues tenía mucho calor. Pero el agua estaba muy fría. Me gustaba pero no. En fin, disfruté. Finalmente me metí al coche. Estaba ardiendo. Era hasta molesto meterse en él. Me metí. Claro tenía que irme. Abrí las ventanas. Y conforme avanzaba noté el aire que entraba con la misma velocidad. Eso también me gustó. Son cosas pequeñas. Que pasan a todo el mundo. Pero a menudo no nos damos cuenta de que ocurren. Yo empezaré a trabajar en ello. En esas cositas simples pero que me hacen feliz por momentos.
Espero pronto poder compartir todas estas sensaciones con él.
Subiendo grados
16
Jul