Hoy empezaron, de nuevo, las clases del máster. Hoy ha sido mi primer día de segundo de máster y, a parte de sentirme un poco más veterana que el año pasado, las sensaciones han sido casi las mismas que cuando empecé primero. Recordé que hace justo un año plasmé cómo fue ese primer día. La cosa no ha cambiado mucho. Me siento más veterana y con algunos amigos más que hace un año pero en cuanto a la organización del curso, siguen los problemas de siempre. Por tanto, empiezo un tanto desanimada, como hace un año…
Hemos empezado en viernes y a las 4 de la tarde. Eso ya no sonaba prometedor. Los profesores de este mes se han presentado y hemos presenciado la charla de “bienvenida” del director del máster (MDPT). En realidad en el discurso del director no se ha transmitido bienvenida alguna, pues todo han sido más promesas y malas nosticias.
El año pasado se nos concedió la oportnidad de optar por hacer el itinerario profesional o el itinerario investigador. Tras pensar y pensar, dudar y dudar, me decidí por el investigador. Me matriculé y postulé a una ayuda la cuál me pagaba la matrícula. Me costó concretar, debido a la incertidumbre, qué asignaturas se ajustaban a dicho itinerario. Me aclaré y, como dije, me matriculé.
A día de hoy, se nos comunica que no será posible realizar tal itinerario por falta de financiación. La decepción es grande no solo por el hecho de haber incumplido un compromiso, sinó que también por los daños colaterales, como comentó una amiga y compañera. De haberlo sabido, me hubiera organizado de otra forma y quizás hubiera decidido seguir trabajando y no dedicarme full time al máster, como ya hice el año pasado. Ya estaba mentalizada y convencida y ahora me giraron los planes por una “repentina” falta de financiación que hace una semana no existía.
El año pasado, terminé el post dejando la puerta abierta a la esperanza y confianza en que las cosas saldrían bien. Hoy, lo termino sabiendo en quién y en qué puedo confiar. Una vez más, las promesas se rompen.
Foto: Daniel*1977