Una semanita por Madrid. La capital. Conociendo las calles. El carácter madrileño. Viendo fragmentos de canciones de Sabina reflejados en rincones de la ciudad. De la mano de la mejor compañía paseo por Gran vía, Alcalá, Plaza Mayor, Puerta del Sol, Fuencarral. Montera, porque no, cerca del hostal. Descubro el mundo de las tapas paseando por Huertas. Una caña, una tapa y una buena conversación. Seguida por risas. Miradas cómplices. No dejamos de caminar por Chueca. Barrio frecuentado por los gays. Con mucho encanto. Callecitas llenas de restaurantes “fashion”, unos con más estilo que otros. Zona bunt, colorida. Por P. Mayor pudimos comer buen jamón. Tambien descubrimos una cervecería belga, donde provamos la Duvel junto con una tosta de salmón. Rico! Nos encanto el, para nosotros “nuevo”, concepto de tosta… Le cogimos gusto a las tostas. Fue una semana de jamón, tostas, tortilla y cañas…
Tuve tiempo de visitar antiguos amigos. Amigos que hacía 3 años que no veía. Pude hablar con ellos y recordar ése año en Alemania donde los conocí. Fue entretenido.
Pudimos visitar el Prado. Las obras de Botero. Las meninas de Velasquez. La locura de Goya. Y la fascinante obra del El Bosco. Nos quedamos varios minutos observando “El jardín de las delicias”. Y hubiésemos podido quedarnos mucho más. Cada dos segundos veíamos cosas nuevas. Hasta parecía que hubiera movimiento y que constantemente aparecían cosas nuevas. En éste tríptico se representa lo efímero de los placeres. Lo único en común en los tres paneles es el pecado. Quedamos encantados. Me alegro de haber renovado mi imagen de Madrid. Me alegro de tener nuevos recuerdos y de habérmelo pasado tan bién! Hay que decir que tuve un buen guía…
Pongamos que hablo de Madrid…
16
Nov