Día sí, día no, me conecto al Twitter. Y, tengo que reconocer, que lo hago de cotilla. De los 64 folowers que tengo, debo conocer directamente a 14 o 15, no más. Se llenó (porque yo lo permití) de desconocidos que me cuentan minuto a minuto lo que están haciendo. De hecho, parece ser que esta herramienta consiste en eso, en ir soltando “what are you doing” en cada instante.
Reconozco que me cuesta seguirlo. Quizás si “mi círculo”, a veces un poco cerrado, se paseara por ahí se me haría más atractivo. Pero este círculo en el que ando justo se acaba de iniciar al Facebook.
A menudo, al conectarme, me siento idiota diciendo ” Estoy viendo la tele”, ” Tomando café” o “En el baño”… Pues no creo que a nadie de mis contactos twitteros les interese si Caterina está tomando café o bién una limonada fresquita. Tendré que respetar que a algunos les puedan interesar estas cosas. Es como un pique contínuo para ver quién está teniendo el día más interesante.
Hay otros que usan el Twitter para promocionarse, o sea, post que escriben, post que twittean. Una alarma desesperada con letras rojas diciendo: léeme!. Quizás mi pequeña intolerancia a esas cosas hace que, realmente, mi blog sea poco leído.
En otros casos, la mayoría, se pasan el día poniendo links del menéame, de algún diario o de otros blogs. No digo que no esté bién, digo que a mi no me interesa mucho y me aburre. Yo no necesito publicar “mi estado” en mil sitios. De momento, con Gmail y Facebook, me es suficiente, aunque Facebook me permita twittear los estados del mismo.
A veces pienso que entrar en twitter es entrar en una aula con las mesas en círculo, dónde todo el mundo habla sin ton ni son. Hay demasiada información desordenada. Los hay que se han tomado el tiempo en pensar cómo organizarse para publicar unas cosas aquí y otras ahí. Yo creo que lo mejor es elegir y no ir publicando de todo por todo, más que nada porqué es incómodo y poco práctico. Yo elijo Facebook cómo unión de todo, aunque el Friendfeed también me ayuda a recopilar todo lo que tengo publicado y todo lo que publican los demás. Al fin y al cabo, són herramientas que nos ponen en las manos, o en la pantalla, y nosotros decidimos cuáles elegimos y cuáles nos són más útiles. Yo descarto Twitter porque no necesito hacer saber, constantemente, lo que hago y no me interesa lo que, constantemente, hacen los demás. Me aburre y me agobia.
Foto: mfilej