Las navidades pasadas alguien me preguntó qué quería. Más tarde descubrí que era una pregunta trampa. No es algo que me pregunten muy a menudo y mucho menos algo a lo que acostumbre a responder. Me acabo de dar cuenta de que la pregunta me vino demasiado grande. Yo no sé qué quiero, aunque llevo meses años tratando de averiguarlo. Posiblemente a la persona que me lo preguntó también le venga, hoy, demasiado grande mi tardía respuesta.
Llevo meses con este draft en stand by por miedo a alzar la voz y reconocer, alto y claro, lo que en realidad quiero. O mejor, lo que en realidad merezco.
Aun así, a veces, es complicado para una saber lo que quiere. Yo no sé lo que quiero todavía, quizás porque aún no lo he encontrado. Y es que siempre he tenido la duda de si una decide lo que quiere y va a por ello o una se vuelve consciente de lo que quiere cuando lo encuentra. No lo sé. En todo caso, ahora tengo muy claro lo que no quiero.
He pensado que si hacía una lista anotando todo aquello que no quiero en mi vida, eso me llevaría a despejar la incógnita de lo que realmente quiero. Me ha costado terminar la lista pero parece que lo he logrado. Empezamos.
No quiero personas a mi lado que no me escuchen. Ni que decidan por mi sin preguntarme. No me someteré. Quiero expresarme.
No quiero que nadie se acomode a mi alrededor. Ni que se acostumbre a que siempre estaré allí. No lo estaré, al menos, de forma física y estática. Quiero independencia.
No quiero nada ni a nadie que no me aporte algo positivo. Ni que me haga sentir desdichada. No permitiré que nadie me pise. Quiero respeto.
No quiero que nadie se excuse en mi. Ni que me cargue sus malas decisiones. No me haré cargo de ellas. Quiero coherencia.
No quiero a personas que me quieran menos de lo que yo a ellas. Ni que estén dispuestas a perderme. No soy una opción. Quiero reciprocidad.
No quiero a nadie capaz de extraerme la ilusión. Ni la esperanza. Quiero seguir haciendo realidad mis sueños.
No quiero que ninguna persona me pese. Ni que me cargue sus problemas. No soy culpable del dolor ajeno. Quiero responsabilidad.
No quiero personas limitantes en mi vida. Ni barreras que me impidan ser feliz. Quiero libertad.
No quiero a alguien en el que no pueda confiar. Ni quiero que me engañen más. Quiero confianza y quiero lealtad.
No quiero que nadie robe mi esencia. Ni que permita que esté triste. No pienso dejar que me desmonten. Quiero cariño.
No quiero a alguien impermeable. Ni hermético. Ni que sea capaz de mentir. Quiero transparencia y sinceridad.
No quiero a alguien que no crea en mí. Ni que sea intolerante. Hay que reconocer y perdonar los errores. Y también los aciertos. Quiero reconocimiento y quiero comprensión.
No quiero que me culpen. Ni someterme a amenazas. No soy culpable, insisto. Quiero paz.
No quiero, a mi lado, personas que me hagan perder el tiempo. Tiempo es lo que más quiero ahora y lo que menos estoy dispuesta a perder.
A veces para llegar a alguna respuesta hay que replantear la pregunta. Resulta necesario, de primeras, esquivar preguntas difíciles y dejar que el subconsciente vaya preparando las respuestas. A veces solo hace falta un poco de tiempo para girar la pregunta y deducir la respuesta. Aunque todo no es blanco o negro, la lógica deductiva en este caso resulta aplastante.
Si esa persona que el año pasado me preguntó qué quería, me hubiera preguntado lo que no quería, la respuesta hubiera llegado mucho antes.
Sea como sea, he necesitado tiempo para digerir algunas preguntas y generar otras respuestas. Sea como sea, tiempo es lo único que seguiré necesitando. Por eso, si alguien me pregunta qué quiero para este año, responderé que tiempo es lo que más quiero merezco.
Feliz Navidad y que lo reyes magos nos traigan a todos todo lo que queremos merecemos.
He leído algunas de tus reflexiones. Me identifico mucho con tu manera de pensar. Sé por mi misma que quien la sigue la consigue.