A cinco días de cumplir un cuarto de siglo en este mundo me doy cuenta de que cada día es como un videoclip. En realidad toda la vida lo parece. Pues hay tantas canciones como situaciones en la vida. Casi siempre encuentro en la música un motivo para identificarme. Me pregunto, a veces, si me monto situaciones según la canción que escucho o más bien encuentro la canción adecuada para cada momento. En fin, ¿Qué va antes el huevo o la gallina?
A veces voy conduciendo, con música siempre, y me siento una chica de videoclip casero. De esos videoclips donde salen las cosas cotidianas. Lo de cada día. Pues hoy pensaba qué canciones eligiría para cada sensación, momento, experiencia que voy viviendo. Os prometo que mi vida no quedaría sosa. También hay el problema de que, a menudo, escuchas una canción con alguien y no puedes evitar despegarla de esa persona. O si alguien te recomienda una canción, tus orejas ya van predispuestas a escuchar con atención y desde el punto de vista de quien recomienda. Tratas de relacionar la canción con la persona. O sea que la música no es objetiva. O mejor, nosotros no somos objetivos al percibirla.
Mis momentos:
Para las mañanas que no madrugo, eso suele significar que no trabajo, pondría la canción de “Me siento bien” de los Hombres G. O quizás “Bon dia” de Els pets. O tal vez “Just my imagination” de Cranberries.
Para mis pequeños conflictos con mi pareja pondría “Tal para cual” de Luz Casal.
En mis días feministas pondría “Soy mujer” de Chenoa, “The best” de Tina Turner o “I’m just a girl” de No Doubt. Quizás también algo de Edith Piaf.
Si pienso en mi infancia, recordaré Mecano y Sabina que era lo que escuchaba mi madre en el coche. Recordaré, también, los Beatles y The king of rock que era lo que escuchaba mi padre. Con esa música me crié. Bueno, y algo de música mallorquina medio nacionalista (Biel Majoral).
En mis buenos momentos catalanistas y algo independentistas tiendo a escuchar SAU, Anegats, Sopa de cabra, Pep Sala, etc… De todos, me quedo con Pep Sala.
Para esos momentos, tirada en la cama, cansada y pensativa opto por que la discografía de Bon Jovi vaya sonando.
La música del coche varía mucho. Pero para conducir de camino a las verbenas de verano elijo a Muchachito o Macaco. También para que me acompañen de camino a la playa. Para mi Muchachito significa buen rollo.
En una cena con mi mejor amiga (Sí, soy media cursi. Ya lo dejé claro en mi anterior post, aunque no cumplo todos los requisitos. Alguien me comentó ayer que soy una “mezcla” entre cursi y friki…) sonaría “Libres” de Vega, o “Don’t speak” de No Doubt.
Si viajo a Madrid, recorreré las calles pensando en Sabina. En sus rincones madrileños.
Cuando disfruto de mi mayor hobbie, armar joyas y algunas manualidades, me gusta escuchar canciones melódicas que me permitan canturrear sin prestar atención a lo que canto. Ya que cuento con la habilidad de inventarme las letras de ese tipo de canciones. Yo lo llamo personalizar la canción, hacerla más tuya… Por ejemplo, algo de Pereza o La oreja de van gogh.
En momentos débiles me meto energía a través de clásicos como “Still loving you” de Scorpions, “Always” de Bon Jovi, “Zombie” de Cranberries, “Nothing else matters” de Metallica, “November rains” de Guns&Roses, y un largo etc de buenas baladas. Masoquismo humano femenino.
Si me encuentro en alguna calle de Talca con mi niño, sentados tomando algún zumo, caña o café, seguramente estaremos inventando nuevas letras al son de Estopa interrumpidas por carcajadas de la poca vergüenza que nos queda. Con la escusa de novio chileno he podido conocer algo de música chilena como son Los Bunkers, un chiquillo que canta “Te enojai por tó” (cuyo nombre no puedo recordar), Los Jaivas, Lucibel, etc…
Para salir de fiesta me gusta que me sorprendan con alguna melodía de Los piratas, Hombres G, Macaco, Heroes del silencio… Más que nada para romper con la música que suena toda la semana en los 40 o en Europa fm. Es cansina la repeteción.
Si paseo por Buenos Aires quiero escuchar a Calamaro, Soda Stereo o La Renga. Mis primos argentinos influyeron ahí.
Siempre tengo tiempo para escuchar a Aerosmith. Sirve para casi todos los momentos. Lo mismo me pasa con Queen.
En mi adolescencia nadé entre Green Day, Off Spring, REM, y un largo etcétera.
Hay momentos en los que estoy simplemente tranquila. Ahí me gusta escuchar Revólver, M-Clan o algo de Jarabe de Palo.
A veces me siento muy enérgica. En esos momentos me gusta la música a muchos decibelios. Escucho algo como Nickelback, Sentenced, Muse, Placebo o Darkness. Esos serían mis momentos más heavys del día. No voy a más.
Y así podría seguir… Pero ya fue sufuciente por hoy. Ya habrá la oportunidad de encontrar más momentos a los que asignar música. Me alegro de tener la banda sonora de mi vida, aunque suene a título de película…
Mi vida en canción
5
Mar
Sinergia my dear…
Te enojai por tooooooó.
Jexcelente post. Kuss pa ti.
“Déjame vivir tranquilo, ultimamente andai super alterá”… jajaja!