Él y yo empezamos a adaptarnos a la nueva vida. Pasito a pasito vamos acomodando lo que será pronto nuestro nuevo hogar. Ajustamos presupuestos y afrontamos la (ya famosa) crisis.
Para celebrar “que estamos aquí” hoy salimos a cenar. Queríamos comer sushi pero no tuvimos suerte. Después de estudiarnos el mercado de los restaurantes de sushi en Palma, nos decidimos por el Un by Wasabi. En cuanto llegamos descubrimos que el restaurante tiene 4 mesas, 3 ocupadas y la otra reservada. Nos proponen comer en la barra. No aceptamos, pues nos gusta comer tranquilos y en sillas donde nuestros piés toquen el suelo.
Tras nuestra frustración por no poder comer sushi seguimos caminando por el barrio de La Lonja, barrio que sin duda llevaré a los futuros invitados. Este barrio se ha convertido en un espacio un tanto soho. Hay neo-hippies vendiendo artesanía globalizada procedente, mayoritariamente, de Argentina. También podemos encontrar bares de tapas, locales “fusion” y todo el pijerío que uno pueda desear. La Lonja se convierte, en las noches de verano, en un paseo a media luz muy tentador. Eso sí, hay que ser tolerantes y convivir con los turistas que no són pocos.
Nos decidimos, gracias a las recomendaciones de un excompañero del cole que me encontré, por el Neo Cultural. Se trata de un restaurante con aires bohemios. Los camareros son, mayoritariamente, argentinos. El trato es atento y la comida muy original. Comimos unos rollitos de masa filo rellenos de pollo, setas y verduras. También pedimos un plato que parecía rico ya que otras mesas lo estaban ya degustando. Se trataba de milhojas de salmón, queso y alioli. Y finalmente compartimos un pollo al curri relleno de setas con patatas a la miel. Fuimos saciando nuestra sed con un albariño afrutado muy suave. Todo funcioanaba a la perfección hasta que llegó un grupo de 23 chicas gallegas que celebraban una despedida de soltera. Armaron un jaleo notorio. Gritos, canciones y pequeños empujones. Les prepararon la mesa vecina a la nuestra y se rompió un poco la magia del momento. Pues teníamos que gritar para comunicarnos y los camareros desviaron su atención a ellas con lo que empezó a fallar un poco el servicio. A parte de este inciso, me encantó la comida y el estilo del local. Lo recomiendo, eso sí, asegúrense de que no hay despedidas de soltera a la vista.
Foto: Alé