Ayer estuvimos cenando en el Chaflán de Patxi. Es un restaurante que parece estar de moda últimamente. Está situado en la calle Espartero, 28, en Palma. Se trata de un restaurante asador que ofrece cocina vasca y tapas. Uno puede sentarse en la barra y pedir tapas, vinos y cañas o bien puede entrar en el comedor para comer platos más elaborados. Nosotros estuvimos en el comedor.
Éramos 6 con lo que tuvimos la oportunidad de degustar distintos platos. Los platos que pedimos fueron: rodaballo, lubina, bacalao y filete de buey. Como guarnición pedimos patatas al horno con cebolla confitada y patatas fritas. Las patatas al horno junto con el albariño que tomamos fue lo mejor de la noche. Las patatas fritas eran congeladas y con poco encanto. El pescado, en general, no estaba malo siempre ahogado en aceite con guindillas y ajos. La carne estaba buena aunque sacaba demasiada sangre para el punto que habíamos pedido.
Nos sentamos en una mesa bastante apartada de los demás, cosa que en principio agradecimos. La sala en la que estábamos era para fumadores y olía bastante mal. No estaba bien ventilada. Hay que decir que lo más decepcionante es el trato de los camareros. No regalan ni una sonrisa ni tienen gesto alguno de amabilidad. En algunos momentos sentía que nos metían prisa. Vinieron 3 veces a comprobar si habíamos dejado la tarjeta junto a la cuenta. Casi se puede generalizar que el trato al cliente fue pésimo. Nos atendieron 2 camareros, un chico y una chica, y no sabría decir cuál de ellos era el más antipático. El personal es muy frío y coincido plenamente con la opinión que acabo de leer en éste cometario.
Es una pena que un restaurante que podría tener éxito,en gran parte, por la calidad supuesta de sus productos, ofrezca un servicio tan frío y distante. A pesar de que la compañía con la que estuve cenando fue la mejor, no me dieron ganas de volver a este lugar. Cuando salgo a cenar por ahí, me considero exigente con la comida que pido pero también lo soy con la atención que recibo. Si estos 2 puntos no están en equilibrio corre el peligro de que lo malo de uno rompa lo bueno del otro.