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Hoy recordé que tengo un blog. Hace mucho que no escribo regularmente y ahora mismo lo echaba de menos. Había olvidado que no hace falta esperar el acontecimiento adecuado para escribir. Olvidé que para escribir solo se necesitan ganas para hacerlo.

Recordé tardes sin nada que hacer. Recordé largas tardes observando a los demás y a mi alrededor. Escribía sobre todo lo que me pasaba por la mente, desde el sentimiento más crudo hasta el más feliz. El blog era mi forma de escapar, de conversar y de pensar.

Hace tiempo que eso no me ocurre. Me rodeo de mucha gente pero me comunico poco. Hablo con mucha gente pero no digo nada. Eso solo lo hago cuando me siento en casa. Y hace unos meses que en casa paro poco.

Me he dado cuenta de que he apartado este medio de mi lado. Últimamente no he tenido tiempo para muchas cosas pero, esta en especial, no quiero apartarla más. Pues ya son varios los años que llevo extrapolando palabras, plasmando pensamientos y contando experiencias.