Hoy asistí a una clase de economía. Básicamente hablamos de macroeconomía y fue una de esas clases en las que sales hecha polvo. El profesor no permitió que me despistara ni un segundo. No paraba de hablar y de criticar la economía española. Estuvimos un buen rato analizando gráficos, gráficos muy poco alentadores. Realmente me austé. Salí deprimida y con pocas esperanzas. La clase terminó y estábamos todos medio desanimados, pensando que el mundo no funciona y que va a costar mucho que, algún día, llegue a funcionar.
Entendimos gran parte de la crisis actual. Y confirmamos, una vez más, que no lo superaremos por ahora. Analizamos posibles soluciones pero el profesor nos las tiró todas por el suelo. Estuvimos leyendo este artículo y el próximo día debemos traer nuestras propias conclusiones.
A veces, se agradece que nos cuenten la cruda realidad. También es importante que la teoría nos la apliquen en casos prácticos. Eso nos ayuda a verlo todo más claro y a ser más conscientes de la realidad. Hoy me lo mostraron todo muy claro, aunque con términos macroeconómicos. Sentí que era miníscula en este mundo y reconfirmé que siempre son los mismos los que mueven los hilos. Eso me lleva a la desesperación inmediata.
La clase de hoy fue con el profesor Javier Rey-Maquieira, la de mañana será con Vicente Ramos. A este último lo recuerdo de la carrera y tampoco son muy alentadoras sus clases, aunque sí productivas e interesantes. Vamos a ver cómo arreglamos el mundo.
Foto: Quiltro Elemento