Existen dos tipos de personas en este mundo: las que apuestan más por las formas y las que lo hacen más por el contenido. Supongo que nadie es mejor que nadie mientras existan elementos que equilibren ambas partes. Yo pienso que no existe contenido sin forma alguna, al igual que me parece imposible dar forma a algo vacío, carente de contenido.
No puedo evitar relacionar el título de este post con el de una película del año 2007 llamada Tú la letra y yo la música. Quizás no es una gran película pero se acerca a la idea que quiero transmitir hoy. Si quisiéramos hacer un paralelismo entre este post y esa película podríamos suponer que la letra es el contenido y la música la forma. En esa película ocurre lo mismo que en el dilema que planteo hoy: la música sin letra pierde sentido y la letra sin una buena melodía no termina de brillar.
Sin embargo hay gente que se le da mejor componer melodías dando forma a letras escritas por otros. Y la hay que se le da mejor escribir y llenar esa melodía.
Yo, por lo general, soy de las que apuestan por el contenido. No podía ser de otra forma. Suelo valorar más lo que se dice que el cómo se dice, aunque a veces cueste separarlo. Esta inclinación repercute en todos los ámbitos de mi vida. Y si eso me sucede a mi es muy probable que también os ocurra a vosotros.
Por tanto, siguiendo algunos de mis patrones de comportamiento me he atrevido a deducir algunos patrones de comportamiento dependiendo de si la persona es más pro forma o pro contenido. Entiéndase que el hecho de inclinarse hacia un lado u otro no implica carecer de todos los criterios del otro grupo. Solo se trata de una inclinación. A ver sin con los siguientes ejemplos logro explicarme…
¿Dices lo que piensas o piensas lo que dices?
Por alguna razón asocio a las personas pro contenido más en la parte de que dicen lo que piensan sin pensar mucho lo que dicen o cómo lo dicen. Son personas más impulsivas que priorizan la idea y el concepto aunque a veces no sepan exponerlo de la mejor forma. Dicho de otra manera, las personas pro contenido podrían ser esas a las que consideramos políticamente incorrectas. Esas que si tienen que decir algo, lo dicen claro y alto, sin tapujos. A veces dejarse llevar por los impulsos no tiene porqué ser malo. Ni bueno.
Las personas más vinculadas a la forma prefieren estudiar bien cómo van a decir lo que piensan. Posiblemente las palabras que escojan terminen siendo más acertadas, aunque también es posible que por el camino pierdan algo de naturalidad. También es posible que lleguen tarde. Contienen impulsos y corren el riesgo de terminar explotando, en cualquier momento y en cualquier lugar, por haber decidido pensar y repensar cómo soltar lo que estaban pensando.
Antes muerta que sencilla.
Esta es la frase que se me ha venido a la cabeza para explicaros un segundo rasgo que permite comparar las personas pro contenido con las pro forma. El principal criterio que utilizaremos los que somos pro contenido en el momento exacto de escoger una prenda u otra será la comodidad, aunque esto implique no presentarnos estupendísimas ante los demás. Quizás nos importa más lo que somos que lo crean los demás que somos.
Hay quienes priorizan diseños poco prácticos e incómodos tacones para lucir lo mejor de ellos mismos. Se dejan llevar por la moda forma olvidando su propio contenido, olvidando que una prenda incómoda puede hacerles sentir, valga la redundancia, incómodos.
Esquemas vs. diseños.
Tras un buen diseño siempre debe existir un concepto. Cuanto más rico sea el concepto, más sentido cobrará el diseño. Los que, de vez en cuando escribimos, tendemos a plasmar nuestras ideas en esquemas que nos ayudan a ordenar las palabras que finalmente combinadas se convierten en un texto con cierto sentido.
A veces estos textos carecen de una forma que los complementen, ya sea porque el estilo propio no genera esa forma carismática que cualquier buen escritor debiera tener o porque el texto carece de una buena ilustración que lo complete.
Las personas pro contenido son las que tienen ideas y saben plasmarlas en un esquema, tenga éste la forma que sea. Posiblemente tengan más dificultades para diseñar una imagen que permita transmitir, con cierto brillo, la idea.
Al fin y al cabo, estamos hablando de sutilezas. Nadie es mejor que nadie por inclinarse más a un lado que a otro. Aun así, está claro que uno no puede ser bueno en todo. A la hora de escoger a qué dedicarnos, debemos fijarnos también en lo que se nos da mejor. Debemos ser capaces de elegir aquello que nos gusta y que, a la vez, sabemos hacer bien.
Otra sutileza a destacar es cómo escogemos a nuestros compañeros, sean éstos de vida o de trabajo. Las personas pro contenido suelen atraer a las personas pro forma. Y viceversa. La realidad es que siempre nos atrae lo que es diferente a nosotros y esa no es una mala forma de compensar pequeñas carencias. Nos resultaría muy aburrido convivir con personas idénticas a nosotros. Estas diferencias pueden aportarnos cierto equilibrio.
Quizás situarnos en un lado o en otro nos ayude a descubrir algunas capacidades que deriven en nuevas ventajas. Quizás detectar estas capacidades cubiertas con los matices comentados en este post nos permita especializarnos en algo acorde a lo que somos, a lo que sabemos hacer.
Imagen: Sabrina Campagna