Es complicado valorar a alguien con dinero. Es difícil ofrecer la cantidad justa por el servicio prestado. El otro día mientras leía el periódico descubrí que el tenista Nadal ha firmado un contrato con el Govern en el que recibirá 6000 euros diarios por promocionar el turismo de Baleares. Matías Vallés lo explica muy bién en el Diario de Mallorca. Mallorca es una isla que vive del turismo, una isla que sufre la estacionalidad y que depende de muchos factores externos. No obstante, los mallorquines no necesitan que el Govern regale esa cuantía a un tenista que justo sabe situar Manacor en el mapa. Sí, hablamos del mediático Rafa Nadal. A pesar de que es mallorquín, no identifica a la mayoría y, mucho menos, para ser la imagen del turismo isleño. En las ruedas de prensa solo admite el castellano o el inglés, desprecia el catalán y adora la España derechista. No sospecho aún cómo serán los eslogans. Me imagino al tenista con la bandera “nacional” en la espalda corriendo sobre la arena entre las palmeras. Justo lo que nos hacía falta. No nos ha bastado ser conocidos por ser el lugar donde Schiffer veranea, o ser conocidos por el caserón que Douglas tiene a orillas del Mediterraneo. No aprendemos. No nos damos cuenta que Mallorca tiene mucho más que famosos y que, eso, es lo de menos. Tenemos que fardar de dinero que no hay y de dinero que nos roban a los residentes. A pesar de tener, en la misma isla, expertos en turismo recurrimos al exterior. Ya hace tiempo que necesitamos un cambio de chip. Ignoramos las necesidades. Olvidamos que hay una facultad de turismo donde se enseñan sueños irrealizables. Ni el Govern ni los grandes empresarios (que están más que aliados) permiten que sea una carrera de valor, porque la desprecian y no cuentan con los jóvenes estudiantes. No hay interés en eso. No interesa invertir en la educación para poder ofrecer unos estudios que podrían ser mucho mejores de lo que son. Al contrario, la isla esta llena de jovenes titulados en turismo trabajando de mileuristas en un trabajo más que precario. Mallorca siempre se vende y nunca al precio justo, si es que lo tiene. Pretendemos vender una imagen falsa. Pretendemos engañar al turista para que venga en busca de autógrafos que nunca conseguirá. Y el día que el famoso de turno pase de moda, se pierde el interés por la isla. ¿No valdría más la pena ofrecer algo que siempre esté allí? Y más que ofrecer personajes, ¿No sería mejor ofrecer una historia, un paisaje, una leyenda? Así, al menos, no dependeríamos tanto de que llegase mayo para poder empezar a buscar trabajo de nuevo y paliaríamos un poco la estacionalidad de la que tanto dependemos. Como mallorquina y turista (por placer y por profesión) considero un insulto este acto, una vergüenza. No lo entiendo. Una vez más, nos vendemos por nada.
Foto: skyejaden
No tan sols això. Guanya molts doblers i paga els impostos a Andorra així que no retorna ni un cèntim a la seva estimada Espanya.
No sé perque li donam tants premis pagats amb els doblers dels ciutadans si no és capaç ni de contribuir amb els seus impostos al creixement del país.