Hay espejos y espejos. Es la verdad. Los espejos en varias ocasiones tienen funcionalidades diferentes. Hay espejos para todo. Esta noche estuve reflexionando sobre éso. No todos los espejos son iguales.
Están los espejos que hay en casa. Seguramente si eres mujer habrá varios. En mi caso hay uno de cuerpo entero que es esencial. Y si está al lado del armario (closet) mucho mejor. Este espejo es el que lo ve todo. Ve cuando me visto, cuando me desvisto, cuando ensayo caras o sonrisas y cuando me examino de arriba a bajo cada mañana para saber como salgo a la calle. Éste está curado de espantos. Me vio crecer y en todas mi facetas.
Existe, también en la casa, el espejo redondo aumentado. Es ése que hace una “caricatura de nuestra cara”. Nos enseña lo peor de nuestra cara: los granitos, las marcas, las pecas y los pelitos que “olvidamos” sacarnos, especialmente los de las cejas. Este espejo, por desgracia, nos hace conscientes de los defectos de nuestra cara.
No hay que olvidar el espejito pequeñito que toda mujer (con excepciones) lleva en su bolso (cartera). ¿Y qué no llevamos en el bolso? Se trata de un espejito exclusivo para maquillarnos. Es tan chico que no sirve para nada más. Es útil si te quieres pintar en el bus o en el auto. Tiene casi la misma utilidad que el espejo del parasol del copiloto de un auto.
Hoy descubrí porqué cuando salgo del vestuario de minas del gimnasio me dirijo tan animada a hacer deporte (o tan deprimida, depende del humor). Entro al vestuario dormida sin saber ni qué pantalones me puse al salir de la casa. Pero justo al salir del vestuario hay un gran espejo. Imposible no mirar. Y es un espejo trucado. Me veo enorme ahí. Es un espejo amigo del marketing. Hace ver a las minas más gordas para que no se arranquen del gimnasio y se sientan más (aún) esclavas de su cuerpo. Así, las chicas (muy influenciables, o no tanto) sienten que deben hacer deporte para cuidar su “deformado” cuerpo.
Pero después de ir al gimnasio, una se siente bien y más ligera. Así que decido irme de compras. En la primera boutique que entro, encuentro una falda preciosa. Me la pruebo y, ¿cuál es mi sorpresa? En poco tiempo adelgacé y crecí unos cuantos centímetros… Me queda genial. Otro espejo trucado pero, esta vez, a mi favor. Me favorece este espejo. Pero, por desgracia, tampoco me muestra la realidad.
La confianza en uno mismo y el sentirse bien es el mejor espejo. Si sonríes por dentro, sonreirás por fuera. Esta frase sonó un poco a comercial de yogur. ¿O de pasta de dientes? …
Foto: klnt
a proposito una vieja canción:
por ti seré un espejo, el mejor amigo viejo
seré esa distancia imposible de salvar
seré una travesura, una leve quemadura
el amor escurrido, mi mirada virtual
seré esa bebida que en el vaso se olvida
seré lo relativo de tu risa al reflejo
por ti seré un espejo, pues te tengo y te dejo
te atrapo y te devuelvo, al final
el aire que mueve mi cuerpo jamás te capturará
has de saber, ese es mi precio, no hay aire tras los espejos
has de saber, ese es mi precio, no hay aire tras los espejos
Oh! Yo también tengo un espejito… nada de vanidad, es para arreglarme el bigote (¿o sí es vanidad..?)que se escapa de su lugar.
El tema es que “desenfoqué” de mi bigote hace unos días y me concentré en las patas de gallo que tengo… ¡Diablos! Nunca pensé que llegaría a tenerlas. Ya no me está gustando el espejito, jejeje.
Salut!