Ayer fabriqué mi paseo particular del arte. Aproveché que el sol había salido. Y salí sin más a la calle. Ligerita de ropa, cómoda. Anduve entre hombres de hierro. Rodin en la calle. Zig Zag. Un día precioso para pasear de la mano conmigo misma. Dando prioridad a mis ojos. Y a mis oidos. El pensador parisino ante mi. Yo ante él. Sigo caminando. Llego a otro mundo. El abstracto. Aquí entra en juego mi mente. Mi imaginación. Mi subconsciente. Chillida me enseña a materializar mis interrogaciones. Muestra cómo con acero, fuego y trabajo en equipo puede forjar una idea. E instalarla en el lugar más remoto. Puertas al horizonte. Puertas gigantes y ventanas. Incrustaciones de acero en acantilados. Un placer haber conocido éste arte. También pude caminar entre mujeres. Las mujeres de Anglada Camarasa. Vestidas con miles de colores, otras semidesnudas, otras ya desnudas por completo. Mi preferida: Salomé. Bailando desnuda. Mi imaginación sospecha que baila una danza del fuego. Subo la escalera para encontrarme con Picasso y sus cuerpos deformados. Mezclados con colores chillones. Más cubistas nos acompañan en ésta sala. Entre Picasso y Dubuffet lleva por nombre la exposición con la que ya termino mi ruta.
Una mañana de arte
24
Jan
Amb els teus escrits també fas art!!!
M’encanta llegir-te…… pensam sèriament lo d’escriure el llibre???
M’agrada veure’t amb forces i ganes, sí, com ha de ser! Endavant!
T’estima,
Lluca 🙂
M’hos ho podem pensar… sí. Esper que tu també tenguis força i ganes. I gràcies, m’afalagues. 🙂
Una abraçada des del meu racó on plou i neva quan jo vull…